4. Miles de blogs
Quien me conozca sabe que he tenido más de un blog en esta vida. Inicié con un blog en la plataforma que Hotmail ofrecía en 2004-2005. Escribía lo que pasaba por mi cabeza, una especie de diario en línea donde firmaba como “Nerea”.
Ese blog me costó pleitos con el papá de G, que me leía y se inventaba sus interpretaciones. También fue la base para mi relación con Aru, que me leía con atención para conocerme más.
Luego migré de ahí a Blogger al tener una cuenta de Gmail (¿se acuerdan que las cuentas de Gmail se obtenían sólo pro invitación al inicio?). El blog de Blogger fue el más prolífico, sin duda alguna. Escribía de mi día a día, sí, pero también de lo que me intrigaba, de las películas que veía, las canciones que escuchaba… tuve en esa época un trabajo de asistente de dirección que no me exigía ni ocupaba mucho, por lo que llegaba a escribir en mi blog para no aburrirme.
Como era un blog muy personal, también se volvió motivo de pleitos con Aru: ¿por qué no me dices las cosas a mí y prefieres escribirlas?, me reclamaba. Siempre me he podido comunicar mejor escribiendo que hablando, y se lo dije en varias ocasiones. Pero él no lo entendía.
Gradualmente fui escribiendo menos en ese blog. Abrí un blog público en WordPress, Pasión y Tinta, donde procuraba ser más profesional y hablar menos de mi vida personal. Un blog dedicado a la creatividad y ala lectura. Mi problema en esta vida es que siempre me han interesado muchos temas diversos. Tuve una temporada en la que abrí hasta cinco blogs para dedicarlos a un tema en específico, pero eso era imposible de alimentar. Me quedé con Pasión y Tinta para darme a encontrar con mi nombre real en la red, y con uno de Blogger para mis pensamientos privados.
Eventualmente ambos fueron cerrados: el rompimiento con mi ex hace un lustro me dejó muy triste y mis textos eran muy oscuros. Abrí este sitio para recuperar mi nombre en la red y otro privado en blogger para mis experimentos literarios.
Si me pidieran recontar cuántos blogs he tenido, creo que no podría darles un número. Lo que puedo decirles es que escribir para mí es una necesidad. Supongo que la vida de las letras a veces lo escoge a uno y no a la inversa.
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