6. Cornelia Funke
Si yo tuviera un espíritu animal, sería Cornelia Funke. Esta escritora estudió Pedagogía y luego Ilustración. Se dedica a escribir bellas historias para niños y jóvenes.
Mi primer acercamiento a sus historias fue con Corazón de Tinta, libro inicial de la saga de Tinta (le siguen Sangre de Tinta y Muerte de Tinta). Curiosamente, ese libro lo leyó toda mi familia y a mí, no me atrapó. No tenía cabeza para leerlo y lo fui dejando relegado.
Cuando mi vida sentimental empezó a ponerse de cabeza, retomé Corazón de Tinta y lo leí en tres días. Me hice del segundo para leerlo en dos días y el tercero en otro tanto. Recuerdo perfectamente que me apegué tanto a los personajes que, en el momento en que parece que Mo, el protagonista, va a enloquecer por culpa de una bruja, me senté al borde del sillón, esperando que no perdiera la cordura. Le comenté a mi ex que disfrutaba muchísimo la forma en que me angustiaba por los personajes. Él no lo entendió.
La magia detrás de los textos de Funke radicaba, para mí, en haber logrado que me preocupara por los personajes lo suficiente como para que cuando ellos sufrían. yo sufriera también. Eso no es tan fácil. Además, para mí era catártico: mi vida estaba de cabeza y poder pegarle ese sufrimiento a un personaje era una forma de vivir mis problemas sin que me dolieran tanto. Hay autores que con sus historias, nos salvan. La catarsis, el identificarse con un personaje, el poder trasladar nuestros problemas a alguien más. Los libros poseen la magia de un portal para desaparecer de este mundo y vivir otras vidas.
De Funke he leído bastantes libros. Son mi punto de escape cuando las cosas van mal. Y es que, curiosamente, cada vez que me he clavado con una historia de Funke ha sido cuando algo se pone de cabeza en mi vida. Cuando me siento tranquila y en paz, no me llegan tanto sus historias.
Mi papá era también muy fan de Funke y la fantasía que ella dibujaba con su pluma. Por eso cuando mi papá falleció, yo me quedé con los libros de Cornelia. Era un punto que teníamos en común. Aunque de momento no he podido leer esas historias. Pero me da cierta satisfacción y cierta paz tener esos volúmenes entre mis repisas.
Es una de las autoras a las que le soy fiel. Ni siquiera el que aún no haya fecha para el cuarto libro de Reckless [historia de la que ha publicado ya 3 volúmenes, dejando el último en tremendo cliffhanger] ha logrado que deje de adorar las historias de ella. Tan las amo, que les dediqué mi columna en Penumbria hace algunos meses, porque sé que en mis momentos más oscuros sus libros estarán ahí, como una faro al que puedo acudir por refugio y confort cada vez que desee mandar todo al demonio.
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