“Sometimes I’m standing where I wanna be, sometimes I hate you, but you feel so nice. […]
Sometimes I know I’m gonna lose it, I’m all caught up, I’m faking”
Don’t get me wrong, Matchbox Twenty
Foto de Vladislav Muslakov en Unsplash
Hace unos meses, después de un peregrinar de años, me diagnosticar Síndrome de Ovario Poliquístico (SOP para acortar). Cuando le conté, aliviada, a mi amiga Emilia que ese era el diagnóstico, ella me dijo “¿pero no te lo habían diagnosticado hace como 10 años?” y sí, no estaba equivocada.
La salud femenina es un tema muy complicado en el mundo moderno. Estadísticas (gringas) que he visto mencionan que las mujeres tenemos que exponer nuestros síntomas aproximadamente 5 veces más que lo hombres para que nos tomen en serio y generalmente por lo mismo tardamos más tiempo en ser diagnosticadas.
Particularmente en cuanto a salud ginecológica se refiere, he tenido pésimas interacciones. Por nombrar algunas:
- La vez que me dieron pastillas anticonceptivas hormonales a los 15 años porque no podías ser que no me hubiera bajado (menarca se llama esa primera vez). Nadie pensó en que podíamos dejar que mi cuerpo siguiera su propio curso.
- La vez que cuando le dije a una doctora que los anticonceptivos hormonales me causaban migraña y prefería buscar otra opción, dicha doctora le dijo a mi entonces suegra que tuviera cuidado conmigo porque seguro me quería embarazar para atrapar a mi entonces novio (¿Privacidad? Ja, es un mito).
- La vez que tras un legrado me insertaron en ese instante un DIU para que no andara embarazándome a lo menso, sin importar que mi útero estaba inflamado por el procedimiento (y mi útero se mantuvo inflamado los siguientes dos años y medio que el DIU se quedó en mi interior, provocando los peores sangrados de mi vida).
Todos esos casos se consideran violencia médica, pero eso lo supe hace relativamente poco. Si bien ya no puedo retroceder en el tiempo, ahora tengo muy claro que mis consultas médicas también las debo enfocar desde una perspectiva de género, particularmente para que no desestimen mis síntomas, cosa que me pasa con más frecuencia de la que me gustaría gracias a mi alto umbral al dolor.
La perspectiva de género debe atravesar también espacios como el de la salud. Si bien ya hay esfuerzos para lograrlo como esta guía para el uso y producción de información en estadísticas de salud en México con una visión feminista, estamos en pañales con muchas cosas, incluyendo temas ya muy estudiados como el SOP.
El SOP es una condición que afecta entre el 5 y 10% de las mujeres en edad reproductiva y tiene varios síntomas. Si bien no se sabe la causa exacta, la sintomatología se tiene estudiada. Ahora, acá viene el problema principal al que yo me he enfrentado: para muchos médicos es necesario presentar todos y cada uno de los síntomas para considerar que es SOP. Lo que mi endocrinóloga me explicaba es que no hay que esperar a eso, sino que hay que buscar la correlación entre varios síntomas. Así que Emilia no estaba equivocada, me habían diagnosticado pero al no presentar exceso de vello o un acné muy marcado, mi entonces médica poco después descartó que fuera SOP.
Además, ahora se sabe que el SOP debe ser tratado por varios especialistas al mismo tiempo, ya que se requiere tener hábitos saludables y supervisión médica para diferentes cosas. Al ser un problema hormonal que afecta principalmente al sistema reproductivo (mi principal problema fue la amenorrea o ausencia de periodo) el trabajo conjunto de ginecóloga y endocrinóloga es fundamental. Como uno de los peores síntomas es la resistencia a la insulina, la alimentación debe ser muy cuidada, así que el apoyo de una nutrióloga es importante.
Tener un diagnóstico con un grupo de especialistas en salud que me están atendiendo es sólo el primer paso. Me tengo que repetir con frecuencia que esto no es un proceso lineal. Mi endocrinóloga me dijo que esto se trata de constancia y no de perfección.
Sin embargo, me cuesto mucho ser compasiva conmigo misma. Desde hace años batallo con mi peso, porque incluso cuando iba al gimnasio y seguía un régimen alimenticio de forma estricta, no vi modificaciones. Hoy en día peso más que nunca en mi vida y es común que no me sienta a gusto en mi piel, con mi ropa.
Aquí H juega un papel muy importante, porque es paciente y amoroso y me ayuda a recordar eso que sé pero es fácil dejar de lado: esta enfermedad tardó años en detectarse, el peso que tengo tardó años en ganarse, recuperarme va a tomar más que sólo unos meses. Es normal.
Hoy ando particularmente cansada porque en un asunto no relacionado con el SOP pero sí con las estadísitcas de ignorar a las mujeres, llevo un año con un problema en mi mano derecha. Recién se comprobó que traigo daño en un nervio, principio sde túnel carpiano. Empecé con la molestia hace un año, pero tuve que pasar por tres médicos antes de que me tomaran en serio y me mandaran los estudios pertinentes.
Es probable que me tengan que operar. Mi doctor me envió un medicamento como último recurso antes de pensar en cirugía (rutinaria y poco riesgosa, pero cirugía al fin y al cabo). Entre los efectos secundarios se encuentran mareos, cansancio (de por sí vivo cansada gracias al SOP), jaquecas y problemas gástricos.
Para pelear con mi resistencia a la insulina, es importante que haga ejercicio. Ayer me tocaba ir a natación, pero con el tremendo mareo que traía, pensar en entrar a la alberca sonaba suicida. Y me frustra. ¿Cómo puedo salir adelante?
Con cariño, con compasión por mí misma (que no lástima) y con amor. Recordándome que si las palabras que me dirijo mentalmente no se las diría a mis amigas, no tengo por qué decírmelas. Y como en AA: viviendo un día a la vez, no de forma perfecta, pero siendo constante con los cambios.
Así que este es su recordatorio para ser pacientes y amorosas con ustedes, por favor.