Credo
Creo que es difícil matar una idea porque las ideas son invisibles y contagiosas y se mueven rápido.
Creo que puedes poner tus propias ideas en contra de las ideas que te desagradan. Que deberías ser libre de argumentar, explicar, clarificar, debatir, ofender, insultar, enfurecer, burlar, cantar, dramatizar y negar.
No creo que quemando, asesinando, explotando personas, aplastando sus cabezas con rocas (para hacer que las malas ideas salgan), ahogándolas o incluso derrotándolas servirá para contener ideas que no te gusten. Las ideas surgen donde no las esperas, como hierbas, y son difíciles de controlar.
Creo que reprimir ideas disemina las ideas.
Creo que las personas y los libros y los periódicos son contenedores de ideas, pero que quemar a las personas que tienen las ideas será tan poco exitoso como bombardear los archivos de los periódicos. Ya es demasiado tarde. Siempre es demasiado tarde. Las ideas ya están afuera, escondidas detrás de los ojos de las personas, aguardando en sus pensamientos. Pueden ser susurradas. Pueden ser escritas en las paredes en la calma de la noche. Pueden ser dibujadas.
Creo que las ideas no deben ser correctas para existir.
Creo que tienes todo el derecho de estar perfectamente seguro de que las imágenes del dios o del humano o del profeta que reverencias son sagradas e incuestionables, así como tengo el derecho a estar seguro del nivel sagrado del discurso y de la santidad del derecho a burlarse, comentar, argumentas o murmurar.
Creo que tengo el derecho a pensar y decir las cosas equivocadas. Creo que tu remedio para eso debería ser argumentar conmigo o ignorarme, y creo que yo debería tener el mismo remedio para las cosas equivocadas que yo considero que tú piensas.
Creo que tienes el derecho absoluto de pensar cosas que yo encuentro ofensivas, estúpidas, aterradoras o peligrosas, y que tú tienes el derecho a hablar, escribir o distribuir estas cosas, y yo no tengo el derecho a matarte, hacerte menos, lastimarte, o quitarte tu libertad o tu propiedad sólo porque encuentro tus ideas amenazantes, insultantes o simplemente asquerosas. Seguramente tú crees que algunas de mis ideas son especialmente viles, también.
Creo que en la batalla entre armas e ideas, las ideas eventualmente ganarán. Porque las ideas son invisibles y se quedan y, a veces, incluso pueden ser ciertas.
Eppur si muove: y sin embargo, se mueve.
Este texto es de Neil Gaiman, traducido por Vanessa Puga.
Partes fueron publicadas el 19 de enero de 2015 en Guardian con ilustraciones de Chris Ridell. Su versión completa fue publicada el 27 de mayo de 2015 en New Statesman, ilustrado por Dave McKean. Yo hago la traducción del texto que aparece en The view from the cheap seats.
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