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Hace unos tres años, cuando tomé mi Diplomado de Estrategias para la Lectura, se abrió un mundo nuevo para mí. Mi profe José Urriola planteó tantas cosas que no sabía por dónde empezar a explorar las nuevas miradas al mundo que acababa de conocer.

De entre todas las cosas, creo que lo que más me caló fue la ida del peligro de una sola historia.

[youtube https://www.youtube.com/watch?v=F3cIVHUnbXI]

Tras ver ese video me pregunté muchas cosas, principalmente ¿qué tan amplia era mi visión del mundo literario en realidad? Muchos de los que me conocen se asombran por lo “mucho que leo”, pero tras escuchar a Adichie pensé “Sólo he leído cosas gringas, algo de los ingleses y ya”. Ok, exageré. Pero mis lecturas son tremendamente occidentales, con una fuerte influencia anglosajona.

Cuando hace un año topé con el “Niño de las Chelas”, con quien empecé a hacer las catas para Kya!, recordé esa idea mía de que he leído sólo una versión de las letras que hay afuera. El Niño de las Chelas estudió Letras y se ha clavado en literatura mexicana contemporánea. Su conocimiento sobre lo que hay en nuestro idioma, en nuestro país, me recuerda cuánto me falta por leer y aprender. Pero no sólo quiero leer de aquí de México (que sigue siendo mi historia, mi mundo), sino que pensé “Quiero saber qué escriben en Egipto, en Nigeria, en India, en Japón, en China…” en el mundo entero de ser posible. Y en particular ¿qué escriben las mujeres? Porque los nombres que me venían a mente eran de hombres: Goran Petrovic (cuyo Atlas descrito por el cielo es una verdadera belleza etérea), Haruki Murakami (que se ha vuelto tan popular a mi parecer porque escribe muy para occidente), Neil Gaiman (mi inigualable crush literario)… la única mujer que me vino de golpe a la mente fue Cornelia Funke.

Así que consulté con mi sitio bibliófilo de confianza (Book Riot) para conseguir listas de libros que valga la pena leer—ya sé que las listas son extremadamente subjetivas, pero algo que me gusta de los rioters es que son muy amplios en sus recomendaciones porque buscan que uno salga de lo ya muy conocido.

Fue de ese modo que di con varios títulos que sonaban interesantes. Había un problema: eran títulos que se conseguían por Amazon. Tengo un serio problema con Amazon: el envío muchas veces sale más caro que el libro en sí mismo. Mi intención de cumplir con un experimento personal (leer libros del resto del mundo, de preferencia de autoras), tuvo que ponerse en pausa.

Entonces, en una de sus transmisiones por #Periscope, Alberto y Raquel recomendaron revisar el sitio The Book Depository: una enorme librería online que no cobra el envío. La perdición para una bibliófila como yo. Así que, tres años después de que me entrara la duda, las ganas por explorar el inmenso mundo literario, tuve a mano las herramientas necesarias: mi listado, un buen sueldo que me permite darme el lujo y una librería que parece tener hasta lo más difícil de encontrar.

Hace tres días llegó a casa el que espero sea el primero de varios paquetes que mandaré pedir a lo largo del tiempo. Para fines de mi experimento, la primera entrega incluye dos libros de la japonesa Miyuki Mayabe: Brave Story, un bonito mamotreto de 800+ páginas, y Apparitions, una recopilación de cuentos basados en las leyendas de fantasmas del Antiguo Edo. Además llegó Three Strong Women, libro de la francesa Marie NDiaye. El cuarto libro fue sólo porque no lo había conseguido antes y me gustan mucho las epístolas: Dear Scott, Dearest Zelda las cartas entre los Fitzgerald.

Ya les platicaré cómo va el experimento. De mientras, si quieren sugerirme títulos para incluir a esta aventura, no duden en dejarme sus recomendaciones en los comentarios.