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Ella se levanta de la cama con el desparpajo propio de la felicidad. Camina con cuidado, sin pisar los restos de la noche que siguen regados en el piso y entra al cuarto de baño, dejando la puerta abierta. Se contempla por un momento en el espejo antes de sacar el cepillo y la pasta de dientes y lavarse la boca con calma, con atención, con cuidado. Se apoya sobre el lavamanos, la mirada fija en el espejo frente a ella, segura de que él la observa.
En efecto, desde la cama que ella abandonó hace un momento, él la contempla. Observa la espalda de ella, apenas cubierta por una playera —que le pertenece a él, pero ella se la ha apropiado— y nada más. Mientras ella se reclina sobre el lavamanos, la playera se alza un poco, dando apenas un contrapunto de las curvas que oculta.
Ella se toma su tiempo para enjuagarse la boca. Luego suelta el cabello que trae mal amarrado con una liga. Cae en cascada sobre la espalda.  Ella utiliza un peine para pasarlo con un cuidado sensual por su cabello. Sigue dándole la espalda y él sabe que es nada más para provocarlo, pero se niega a pararse de la cama y caminar hacia el cuarto de baño, donde la puerta abierta es una invitación a observar y degustar los movimientos.
Ella se acerca a la regadera, abre las llaves y se despoja de la playera con un movimiento suave. Sigue sin voltear a verlo. El cabello es la única protección entre la espalda desnuda y los ojos que la contemplan. Ella entra a la regadera sin molestarse en cerrar la puerta del cuarto de baño. Él finalmente se para y camina hacia el baño. Quiere hacer música con esa espalda. Antes de entrar a la regadera, cierra la puerta para que ninguna mirada indiscreta contemple…
Cuenta la leyenda, aunque a mí no me consta de cierto, que existe una criatura metamórfica y misteriosa llamada la Niña Espejo. Esta niña, a pesar de ser única como todas las criaturas de la creación, posee una peculiaridad interesante: refleja lo que ve, cambiando acorde a la persona que se le pare enfrente. No es que su cabello cambie de color o los ojos se le vuelvan más claros o más oscuros.Simplemente algunos rasgos sutiles,como sus gustos, anhelos, y si acaso de vez en cuando algunas ideas, tienden a ser casi iguales, un reflejo casi certero, de quien se pare enfrente de ella.
Pon a una mujer literata y la Niña Espejo hablará de literatura, autores fantásticos, letras entrañables.  Pon a un fanático de la música de tal o cual compositor y la Niña Espejo “aprenderá” a amar a dicho compositor y hablarte de los por qués, que veladamente serán las mismas razones de quien le presentó a dicho autor. Ponle a alguien que repudie a la sociedad, la familia, los valores y la moral, y la Niña Espejo que antes tenía esas cosas por lo más alto, empezará a repudiarlas de igual forma, si acaso un poco más para que el mundo le crea que son sus ideas y no el reflejo distorsionado de ideas ajenas.
Esta criatura de la que hablo vaga por ahí, imagino yo en busca de su propia identidad, pues cuando no tiene a alguien enfrente para reflejar, entonces proyecta libros, música, ideas que consigue por ahí y las va remendando cual pedazos de tela para hacer una colcha no muy uniforme. A veces intuyo que es, en realidad, una persona más como todos nosotros, cautiva bajo el influjo de algún malvado hechizo. Quizá si la pusiéramos enfrente de un espejo para que no quedara nada más que ella, el hechizo se rompería y ella podría reflejarse a sí misma ante el mundo…
Nerea. 22 de mayo, 2011.
Desde que tiene memoria, ha sido así. Se cuenta cuentos para pasar el rato, para antes de dormir, para vivir. No sólo se narra lo que ya pasó sino que traza en su mente nuevas perspectivas de lo que puede ocurrir. Entrelaza el pasado con el futuro, haciendo de ello su presente. Puede estar aquí, enfrente de ustedes, pero en su mente ella está en otro lado.
Desde que tiene memoria, ha sido así, una tejedora de historias que dibuja con el pincel de las palabras las posibilidades imposibles. Con ello se consuela cuando tiene roto el corazón, se anima cuando la esperanza está en la distancia o se explica las cosas cuando ya acaecieron y les busca sentido.
Es a través de las narraciones que la vida cobra sentido. Todo fuera de la narración es algo vago y gris, que una vez coloreado por la vida de las palabras empieza a danzar enfrente de ella. Ha vivido más de mil vidas en su cabeza, aunque realmente sea tan sólo una chica más.
Y ahora va por la vida contándose cuentos antes de dormir. Cuentos que la consuelan y le dan ánimo. Cuentos que la ayudan a seguir con una bella sonrisa. Sí, es una tejedora de historias, pero sus historias quieren ver la luz. Por eso ahora también las está escribiendo. Escribir es darle cuerpo al alma de las ideas. ¿Y ahora? Creará su propio Frankestein, un cuerpo remendado de esperanzas, ilusiones, letras y sueños. ¿Qué va a surgir? Sólo el tiempo lo dirá.
Nerea. 28 de junio, 2013.

La lluvia se va fundiendo con la piel blanca, poco a poco. Cada gota fría va resbalando suavemente por las curvas discretas de algodón. En la oscuridad del terciopelo negro que es el manto nocturno cargado de nubes de tormenta, la pareja está a buen resguardo. Las manos de él son hielos que van esculpiendo un cuerpo femenino con agua, agua que cae por hilos de cabello, agua que resbala por labios de cereza, agua que dibuja las montañas y los valles. Esta noche es la lluvia la protagonista, es ella la que traza el ritmo y la cadencia, la pasión y la ternura. La lluvia dibuja los dos cuerpos ocultos en el refugio de la noche tormentosa. Cuando nadie quiere salir, ellos están afuera, bebiendo besos de lluvia veraniega, percibiendo la humedad de los cuerpos, de la piel perlada de forma sutil. El frío sólo sirve para aumentar un poco más la temperatura, para querer estar más cerca, para no soltar el abrazo que los mantiene fundidos, amantes prófugos. Y sólo cuando la ropa no puede guardar más lluvia, cuando la pared ya no es buen apoyo, sólo entonces huyen de la intemperie para refugiarse en el cobijo de la desnudez bajo las sábanas en una noche que se resbala como agua entre los dedos, como lluvia en el cristal de la ventana, mudo testigo del amor de la pareja y sus atrevimientos nocturnos.

Nerea. 10 de agosto, 2009.