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Se acabó el año y empiezan las listas y los propósitos (en mi caso, metas u objetivos y no, no son 12) que llenan de buenos deseos e inspiraciones la blogósfera.

Pero como yo sólo sé hablar de libros, mi recuento en realidad es acerca de lo que leí durante este año. Debo decir que 2016 fue el año de COMPRAR libros. Me hice de una enorme cantidad de libros Para variar, mi pila de libros por leer creció más que la pila de libros leídos. De hecho a un amigo le dije que en 2017 mejor no compraré libros porque tengo mucho por leer. Mi amigo soltó la carcajada y dijo que no me creía nada. Tampoco lo culpo. En fin. Lo que sí leí en 2016 fue:

La mecánica del corazón. Mathias Malzieu. El libro me lo dieron los Reyes Magos. Con una portada hermosa, cortesía de mi ilustrador francés admirado, Benjamin Lacombe, nos narra la historia de un chico cuyo corazón funciona gracias a un cucú de cuerda. Para sobrevivir debe seguir tres reglas, la más importante: no te enamores. Su frágil corazón no podría con esa emoción que es el amor. Sin embargo, se enamora de una bailarina, a quien persigue por Europa. ¿Qué ocurrirá? Vale la pena leer esta historia breve.

The best american science fiction and fantasy 2015. Editado por Joe Hill. Otro libro que me dieron los Reyes Magos, es una compilación de 10 cuentos de Ciencia Ficción y 10 cuentos de Fantasía, publicados en Estados Unidos. El primero de esta serie (The best american) dedicado a los terrenos de la literatura de la imaginación, me cautivó por la grandeza de las mentes tras las plumas. Muero de ganas de conseguir el de 2016. Fue un libro que me gustó tanto que le compré una copia a un querido amigo autómata de cumpleaños y le presté a otro querido amigo mío mi ejemplar. Si les gusta leer en inglés y les gusta como a mí la Literatura de la Imaginación, este libro es imperdible.

Tóxica. Françoise Sagan. Las notas del diario de Sagan cuando estuvo en rehab por causa de su adicción a la morfina, es un libro muy rápido de leer. De hecho, lo recomendé en Revista Kya!

Engaños. A. G. Howard. El cierre de la saga de Susurros, confieso que no fue mi favorito. Sentí que la historia se extendió de más con tal de cumplir con entregar una trilogía. Eso sí, lleno de aventura y oscuridad, este cierre me permitió escribir el texto con el que entré a Penumbria.

Emigrantes. Shaun Tan. El libro más anhelado de hace un par de años, cayó al fin en mis manos en abril de este año. Es un libro HERMOSO. Sin una sola palabra, sólo dibujos, Shaun Tan nos narra la historia de los que emigran en busca de una vida mejor para sus familias, lo difícil que es adaptarse y cómo se mantiene uno fiel a sus raíces. Para hacer este libro, Tan investigó durante una década y entrevistó a varias familias. Es una cosa maravillosa.

Santiago se va. José Urriola. Libro que cayó en mis manos en agosto de 2015, justo el día que mi padre expiraba, regalo de mi querido profesor Urriola, no pude agarrarlo hasta pasado un año de la muerte de mi padre. Pero ¡qué cosa me esperaba! Si ya admiraba a José como profesor, como escritor se ganó un sitio en uno de mis pedestales literarios. Santiago desaparece, encargando a su mejor amigo (el narrador) que haga una serie de entrevistas a las mujeres de su vida –la de Santiago –para saber lo que ellas piensan de él. Con ello uno se interna en la biografía del extravagante inventor que es Santiago y, sin saberlo, cae de una historia realista a una cosa de fantasía en un paso tan natural que ni se siente el cambio de atmósfera hasta que ya te atrapó. Uno de mis favoritos de este año.

El rastro. Antonio Ortuño. Parte de la nueva colección para jóvenes del Fondo de Cultura Económica, este libro me causó sentimientos encontrados. Ortuño tiene una prosa impecable, pero la historia del chico citadino y taciturno que acaba varado en el norte porque su amigo lo invitó y termina envuelto en un caso de secuestro, buscando desesperadamente a su cuate en una ciudad norteña perdida de la mano de Dios no acabó de atraparme.  Y ni siquiera sé decirles por qué: la escritura es maravillosa, hay misterio, aventura y momentos de tensión. Quizá este libro me topó en mal momento. Espero poder leer algo más de Ortuño pronto, pues me gusta su uso del lenguaje.

The only pirate in the party. Lindsey Stirling. La autobiografía de la violinista bailarina de hip hop (sí, sí existe algo así) éxito de YouTube está llena de confesiones íntimas, de inspiración para quienes luchan con desórdenes alimenticios y de rompimiento de esquemas. ¿Una mormona puede estar en el mundo del espectáculo y triunfar? Sí, se puede, aunque no es fácil.

La chica del tren. Paula Hawkins. Creo que soy la única persona que ha leído este libro y no lo ha devorado. Muchos me lo recomendaron insistentemente. Narrado a tres voces, todas femeninas, mi problema principal fue que Rachel, la protagonista, se me hizo intragable. Por ello, me costó trabajo avanzar y disfrutar la lectura. Sin embargo, es un thriller muy bien escrito, con una construcción algo lenta para mi gusto, pero con un desenlace impecable.

Magonia. Maria Dahvana Headley. Si debo escoger mi libro favorito de este año, habría empate entre esta maravilla de la literatura YA y otro libro al que ya llegaré. El libro me impactó tanto que me provocó pesadillas. Escribí más a fondo de él en Penumbria.

El inesperado plan de la escritora sin nombre. Alice Basso. Lo describí en mi cuenta de Instagram como “una divertida novela de detectives, cuajada de guiños literarios y con una protagonista de humor ácido”. Se trata del libro que empata con Magonia en el sitio de “libro favorito de Nerea 2016”. Es un libro muy divertido y muy sencillo de leer, aunque ello no le quita el tener giros inesperados. Alice Basso me cayó muy bien como autora y espero que cumpla con sacar una novela más con la misma protagonista, Vani Sarca.

Creatividad, S.A. Ed Catmull. Parte autobiografía, parte guía del CEO de una empresa, la historia del surgimiento, crecimiento y posicionamiento de Pixar como una de las fábricas de sueños más grandes en el mundo cinematográfico es por demás inspiradora. Particularmente cuando uno tiene un equipo a cargo, aunque sean tres personas, este libro marca pautas necesarias para la buena comunicación con los equipos y para mejorar los ambientes laborales.

La tienda de los sueños. Antologado por Alberto Chimal. Un libro de cuentos que cubre poquito más de un siglo de cuento mexicano, felizmente (y sin proponérselo) Alberto metió un número igual de autores que de autoras. La evolución de las letras conforme nos acercamos a la época contemporánea no implica que la calidad cambie. Si volviera a dar clases de Lectura, este sería mi libro de cabecera: hay algo para todos los gustos, además de que se amplía la lectura con la pequeña biografía al inicio de cada cuento y con las referencias de cuentos similares al final.

The girl of ink and stars. Kiran Millwood Hargrave. La galardonada acutora inglesa (con apenas 26 años) debuta con esta novela de fantasía sobre la hija del cartógrafo en la isla de Joya, donde hace 30 años nadie puede salir porque el Gobernador lo prohíbe. Se convierte en una historia de aventura, de crecimiento y de amistad. También escribí sobre este libro para Penumbria.

Lunática. Martha Riva Palacio. El último del año fue el Premio de Poema Hispanoamericano para Niños 2014, publicado por el Fondo de Cultura Económica. Es un poema hermoso, narrado por una niña que sueña con la Luna, los lobos, la magia. Las ilustraciones de Mercé López me recuerdan un poco el estilo de las películas de Studio Ghibli (un amigo de broma me preguntó por qué estaba la Princesa Mononoke en la portada). Me lo regalaron en el intercambio godín de la oficina y fue el regalo perfecto.

Y en el inter, cayeron en mis manos muchos libros más. Justo me encuentro leyendo How to be a woman, de Caitlin Moran, Fangirl  de Raibow Rowell y Cartas de amor a los muertos de Ava Dellaira. Y mejor ni hablamos de mi TBRL que no acabamos. Ustedes ¿qué leyeron este 2016?

Vicios #bibliofilia

Una foto publicada por Vanessa Puga (@nereavpv) el 23 de Dic de 2016 a la(s) 9:14 PST

Hace unos tres años, cuando tomé mi Diplomado de Estrategias para la Lectura, se abrió un mundo nuevo para mí. Mi profe José Urriola planteó tantas cosas que no sabía por dónde empezar a explorar las nuevas miradas al mundo que acababa de conocer.

De entre todas las cosas, creo que lo que más me caló fue la ida del peligro de una sola historia.

[youtube https://www.youtube.com/watch?v=F3cIVHUnbXI]

Tras ver ese video me pregunté muchas cosas, principalmente ¿qué tan amplia era mi visión del mundo literario en realidad? Muchos de los que me conocen se asombran por lo “mucho que leo”, pero tras escuchar a Adichie pensé “Sólo he leído cosas gringas, algo de los ingleses y ya”. Ok, exageré. Pero mis lecturas son tremendamente occidentales, con una fuerte influencia anglosajona.

Cuando hace un año topé con el “Niño de las Chelas”, con quien empecé a hacer las catas para Kya!, recordé esa idea mía de que he leído sólo una versión de las letras que hay afuera. El Niño de las Chelas estudió Letras y se ha clavado en literatura mexicana contemporánea. Su conocimiento sobre lo que hay en nuestro idioma, en nuestro país, me recuerda cuánto me falta por leer y aprender. Pero no sólo quiero leer de aquí de México (que sigue siendo mi historia, mi mundo), sino que pensé “Quiero saber qué escriben en Egipto, en Nigeria, en India, en Japón, en China…” en el mundo entero de ser posible. Y en particular ¿qué escriben las mujeres? Porque los nombres que me venían a mente eran de hombres: Goran Petrovic (cuyo Atlas descrito por el cielo es una verdadera belleza etérea), Haruki Murakami (que se ha vuelto tan popular a mi parecer porque escribe muy para occidente), Neil Gaiman (mi inigualable crush literario)… la única mujer que me vino de golpe a la mente fue Cornelia Funke.

Así que consulté con mi sitio bibliófilo de confianza (Book Riot) para conseguir listas de libros que valga la pena leer—ya sé que las listas son extremadamente subjetivas, pero algo que me gusta de los rioters es que son muy amplios en sus recomendaciones porque buscan que uno salga de lo ya muy conocido.

Fue de ese modo que di con varios títulos que sonaban interesantes. Había un problema: eran títulos que se conseguían por Amazon. Tengo un serio problema con Amazon: el envío muchas veces sale más caro que el libro en sí mismo. Mi intención de cumplir con un experimento personal (leer libros del resto del mundo, de preferencia de autoras), tuvo que ponerse en pausa.

Entonces, en una de sus transmisiones por #Periscope, Alberto y Raquel recomendaron revisar el sitio The Book Depository: una enorme librería online que no cobra el envío. La perdición para una bibliófila como yo. Así que, tres años después de que me entrara la duda, las ganas por explorar el inmenso mundo literario, tuve a mano las herramientas necesarias: mi listado, un buen sueldo que me permite darme el lujo y una librería que parece tener hasta lo más difícil de encontrar.

Hace tres días llegó a casa el que espero sea el primero de varios paquetes que mandaré pedir a lo largo del tiempo. Para fines de mi experimento, la primera entrega incluye dos libros de la japonesa Miyuki Mayabe: Brave Story, un bonito mamotreto de 800+ páginas, y Apparitions, una recopilación de cuentos basados en las leyendas de fantasmas del Antiguo Edo. Además llegó Three Strong Women, libro de la francesa Marie NDiaye. El cuarto libro fue sólo porque no lo había conseguido antes y me gustan mucho las epístolas: Dear Scott, Dearest Zelda las cartas entre los Fitzgerald.

Ya les platicaré cómo va el experimento. De mientras, si quieren sugerirme títulos para incluir a esta aventura, no duden en dejarme sus recomendaciones en los comentarios.

Hace casi un año, en un día no tan afortunado, llegó un paquete a mi casa. En el sobre manila venía un libro que me mandaba mi maestro y amigo José Urriola. Santiago se va, novela escrita por mi amigo, llegaba a mis manos. Repito: no llegó en un día afortunado. Llegó a mi casa el día que le estaba diciendo adiós a mi padre.

Así que me tomó prácticamente un año el poder agarrar el valor para leer dicha novela. Antes no había podido pasar de la dedicatoria que mi profe Urriola había escrito con cariño para cuando yo abriese las tapas de la novela.

Ahora que pude leerla no pude más que pensar que admiro más que antes a José, y que cuando sea grande quiero escribir como él.

Esta novela colinda con lo fantástico, con lo que Alberto Chimal nombra literatura de la imaginación de una forma bella: si bien al inicio parece todo fluir en la realidad que conocemos, hay un giro, un “eso no ocurre de verdad” que trastoca todo.

Santiago le encarga al narrador que lo ayude a hacer un extraño documental. Es un documental sobre su propia vida, donde se tiene que entrevistar a las mujeres de la vida de Santiago en dos ocasiones: la primera inicia cuando entramos en la historia y la segunda entrevista debe ser diez años después. Así, en la primera parte, vemos desfilar a la mamá, la prima y los amores de Santiago. Todas narran cómo fue la relación con él y dejan una idea, una figura con la que recuerdan al protagonista ausente (porque Santiago no está presente en las entrevistas). En la segunda parte vemos desfilar los inventos de Santiago, que siempre estaba planeando nuevas cosas, nuevas creaciones que ayudarían a la humanidad [en lo personal amé las ideas sobre los amores imposibles]. Luego nos reencontramos a las entrevistadas, a diez años de la primera entrevista, y sin saber nada del protagonista.

¿Se altera la memoria que tenemos de alguien a causa de su ausencia? ¿Perdonamos los rencores? ¿Se acrecentan los sentimientos? Dándole una voz única a cada una de las entrevistadas y a su entrevistador, José consigue hacernos transitar por esas y otras cuestiones a lo largo de la novela.

Además, esta novela no sólo se lee, sino que también se escucha: todos recuerdan que para Santiago la música era importante. Cada entrevista va con una canción de fondo. La novela entera construye una banda sonora a lo largo de sus páginas.

Dejando de lado el cariño que le tengo al autor, esta novela ha logrado coronarse como una de mis favoritas por el manejo del lenguaje, la imaginación vertida en los inventos y la destreza al trabajar con la nostalgia como eje de un personaje que parece ser triste y taciturno siempre, a pesar de lo creativo y apasionado que es.

Si tienen oportunidad de conseguir este libro, editado por Libros de Fuego, de verdad ¡háganlo! Pueden leer algunas otras reseñas de este libro en Goodreads

joseJosé Urriola (Caracas, 1971) “Hijo de escritor y bióloga, en mi ADN viene el mandato de rendir culto a la ciencia ficción. Lunático, melancólico incurable. A veces he visto rostros en el viento ¿acaso tú no?” Pueden leer su blog acá