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Hace casi un año, en un día no tan afortunado, llegó un paquete a mi casa. En el sobre manila venía un libro que me mandaba mi maestro y amigo José Urriola. Santiago se va, novela escrita por mi amigo, llegaba a mis manos. Repito: no llegó en un día afortunado. Llegó a mi casa el día que le estaba diciendo adiós a mi padre.

Así que me tomó prácticamente un año el poder agarrar el valor para leer dicha novela. Antes no había podido pasar de la dedicatoria que mi profe Urriola había escrito con cariño para cuando yo abriese las tapas de la novela.

Ahora que pude leerla no pude más que pensar que admiro más que antes a José, y que cuando sea grande quiero escribir como él.

Esta novela colinda con lo fantástico, con lo que Alberto Chimal nombra literatura de la imaginación de una forma bella: si bien al inicio parece todo fluir en la realidad que conocemos, hay un giro, un “eso no ocurre de verdad” que trastoca todo.

Santiago le encarga al narrador que lo ayude a hacer un extraño documental. Es un documental sobre su propia vida, donde se tiene que entrevistar a las mujeres de la vida de Santiago en dos ocasiones: la primera inicia cuando entramos en la historia y la segunda entrevista debe ser diez años después. Así, en la primera parte, vemos desfilar a la mamá, la prima y los amores de Santiago. Todas narran cómo fue la relación con él y dejan una idea, una figura con la que recuerdan al protagonista ausente (porque Santiago no está presente en las entrevistas). En la segunda parte vemos desfilar los inventos de Santiago, que siempre estaba planeando nuevas cosas, nuevas creaciones que ayudarían a la humanidad [en lo personal amé las ideas sobre los amores imposibles]. Luego nos reencontramos a las entrevistadas, a diez años de la primera entrevista, y sin saber nada del protagonista.

¿Se altera la memoria que tenemos de alguien a causa de su ausencia? ¿Perdonamos los rencores? ¿Se acrecentan los sentimientos? Dándole una voz única a cada una de las entrevistadas y a su entrevistador, José consigue hacernos transitar por esas y otras cuestiones a lo largo de la novela.

Además, esta novela no sólo se lee, sino que también se escucha: todos recuerdan que para Santiago la música era importante. Cada entrevista va con una canción de fondo. La novela entera construye una banda sonora a lo largo de sus páginas.

Dejando de lado el cariño que le tengo al autor, esta novela ha logrado coronarse como una de mis favoritas por el manejo del lenguaje, la imaginación vertida en los inventos y la destreza al trabajar con la nostalgia como eje de un personaje que parece ser triste y taciturno siempre, a pesar de lo creativo y apasionado que es.

Si tienen oportunidad de conseguir este libro, editado por Libros de Fuego, de verdad ¡háganlo! Pueden leer algunas otras reseñas de este libro en Goodreads

joseJosé Urriola (Caracas, 1971) “Hijo de escritor y bióloga, en mi ADN viene el mandato de rendir culto a la ciencia ficción. Lunático, melancólico incurable. A veces he visto rostros en el viento ¿acaso tú no?” Pueden leer su blog acá