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This ship is taking me far away from the memories of the
people who care if I live or die
Hold you in my arms, I just wanted to hold you in my arms, I
just wanted to hold

~Muse~

El cielo clavado de estrellas refugia como metal líquido, mercurio multicolor, en la bóveda celeste. Las luces de la ciudad siempre tenían ese efecto en la naturaleza, la deformaban de su belleza natural para darle otro toque, un poco mas extravagante si gustan, mas humano si es posible. La muchacha contemplaba el cielo, fascinada. Le hubiera encantado pasearse por las calles y tocar las nubes. Pero debía quedarse ahí, encerrada. Qué tanto peligro podía haber, la verdad no lo sabía. Toda su vida había estado encerrada en ese mundo de burbujas enorme que eran casas, oficinas, centros comerciales. Aunque afuera hubiera luces, ella no sabía quién las había instalado. La humanidad entera estaba confinada a ese autoencierro inhumano. Qué ironía. Pero esa noche el cielo se veía más radiante de lo normal. Y además, no había nadie. Los toques de queda ya no se acostumbraban, ya nadie se atrevía a obviarlos. Su familia estaba fuera, en una cena en casa de alguna tía aburrida. Era su oportunidad, quería acariciar las estrellas, perderse en las nubes brumosas de extravagantes formas. Se acerco a la puerta que daba al exterior, esa que nunca se había atrevido a abrir. Titubeó por un instante y apretó el botón que con un suave ronroneo abrió la escotilla. Las nubes empezaron a colarse por ahí. No podía dejar rastros de su atrevimiento, así que salió de un brinco y cerró tras de sí la escotilla. Podía tocar las nubes, pero se estaba asfixiando. Los gases la estaban saturando. Ni siquiera olían mal, era inoloros y coloridos venenos despojos de la última Guerra Mundial, la biológica y química que se había cargado a la mitad de la humanidad. Era una cosa hermosa y atemorizante. Las estrellas estaban junto a ella con ese baile arcoiris. Y los gases la saturaron, llenaron sus pulmones, quemándola en vida, con imágenes de luces titilantes y caricias de vidas pasadas. Ya no vería a nadie nunca más, pero al menos había podido abrazar la libertad, inexistente para la humanidad desde hacia siglos. Tonta desobediente. Feliz aventurera. Muerta en brazos de anhelos.

Nerea. 20 de junio, 2009.

Ayer les platicaba de cómo me enamoré de un anime por culpa de su soundtrack. No ha sido el primer (ni será el último) enamoramiento que sea culpa de la música.

Cuando el estudio Dreamworks llevó a la pantalla grande la historia de Hipo y Chimuelo, quedé cautivada no sólo por la personalidad felina de Chimuelo (y miren que no soy fan de los gatos), sino por la música.

En esa época, mi pequeño tendría apenas 4 años. En la escena en que Hipo lleva a Astrid volando sobre el lomo de Chimuelo, G se quedó viendo la pantalla y me dijo “¡Eso que suena es un violín!”. En efecto, lo era.

 

Romantic Flight

Arte de Sharkie19

 

Las cuerdas son muy importantes en toda la musicalización de esta película. John Powell, su compositor, buscó que cada pieza narrara un momento. Por eso, el soundtrack es tan poderoso. No son meras variaciones de un mismo tema, sino que son piezas compuestas específicamente para ciertos momentos. Ahí radica el peso de este álbum, y la facilidad con que me enchina la piel sin importar cuántos años hayan pasado. Quizá por eso me desilusioné tanto con la segunda película, porque ahí sí son variaciones de un mismo tema, perdiendo la fuerza que se lograba con la película inicial.

Esta suite es ideal para demostrar lo que digo: la fuerza de todas las piezas. Vean a John Powel dirigir:

[youtube https://www.youtube.com/watch?v=0j1GwG2e1lU?rel=0]

¿A poco no se enchina la piel? Eso es potencia. ¿Cómo no enamorarse de un dragón si viene cargado de esa fuerza?

Como dato curioso: las películas no tienen nada que ver con los libros de Cressida Cowell.

Y, en datos que a nadie le importan, muero por tener un peluche de Chimuelo.

Toothless plush

*Este posteo es parte de mi #100DaysProject: durante 100 días subiré un post con alguna anécdota personal o historia.

Aunque crecí viendo anime, realmente no era una fanática de la animación japonesa per se. Quizá porque de entrada, no sabía que era anime lo que estaba viendo. Conocí muchas historias clásicas, como MujercitasTom SawyerLa familia RobinsonEl lago de los cisnes e incluso (mi favorita) Los cisnes salvajes por sus versiones en anime. No todos eran fieles a la historia original (si han visto la versión anime de El Mago Oz recordarán que hay un punto en que los creadores de la serie se fuman algo bien duro y la historia se va muy lejos, muy rápido).

Claro que no eran sólo historias clásicas las que vi: Dragon BallLos Súper Campeones, algunos episodios perdidos por ahí y por acá de Sailor Moon y de Las Guerreras Mágicas llenaron mis tardes entre semana y mis mañanas sabatinas antes de que apareciera el canal Nickelodeon en mi vida.

Sin embargo, fue a mis 22 años que de verdad me empecé a sumergir en el anime, todo por culpa de un soundtrack.

Cowboy bebop 3

Un chico del call center donde trabajaba en esa época me dijo un día que traía una melodía en la cabeza: “Es de un anime, pero en serio, Nerea, es tan maravillosa la música. Es indescriptible: es un personaje más de la serie.”

Me habló con tanta pasión sobre el dichoso anime, que le pedí que me lo compartiera. Así que al día siguiente llegó con unos DVD’s piratas donde estaban los 26 episodios del western futurista donde Spike era el protagonista.

Al principio me costó trabajo, los primeros dos episodios no me acababan de enganchar. Y entonces, en The ballad of fallen angels, la siguiente escena me pasmó, más que por la secuencia de imágenes, por la música:

[youtube https://www.youtube.com/watch?v=9POYDoHXUX0?rel=0]

Mi vida cambió a partir de ese instante. En la época de los torrents, hallé la forma de descargar el soundtrack completo (más de 100 canciones realizadas para sólo 26 episodios). Un par de años después, con mi ex novio, sabría que la mente tras esa musicalización era la compositoria Yoko Kanno.

Es tan amplio el espectro de canciones que, como me dijera quien me presentó el anime, es otro personaje: da pie a la emoción de cada episodio. Pero no me crean a mí, vean este análisis:

[youtube https://www.youtube.com/watch?v=oT9vAL5RCBg?rel=0]

Las canciones de este anime se incrustraron en el fondo de mi cabeza. Soy una persona muy musical y es más probable que recuerde una historia por la música que la acompañaba, que por las imágenes.

Cowboy-bebop-1

Cowboy Bebop es considerado uno de los animes más importantes de la historia, y justo este año cumplió 20 años de haber visto la luz. El año pasado, en mayo, hubo un gif que corrió: Faye Valentine preguntándole a Spike si estaba seguro de lo que iba a hacer “Tan seguro como que hoy es 14 de mayo de 2017”. ¡Oh, Spike! Si supieras que aún no tenemos a los cowboys del espacio como tú y Jet.

La historia tiene tintes filosóficos, particularmente alrededor del existencialismo. Los personajes traen un fuerte bagaje detrás de ellos. Se tatuaron tan en el fondo de mí misma que, cuando cometí la tontería de viajar a Cancún a ver al padre de mi hijo y un amigo (el mismo que me presentó el anime) me preguntó que por qué iba, le respondí una línea de Spike: “No voy para morir, voy para averiguar si sigo viva” (ya sé: drama queen, pero era joven y tonta).

Dejarles mi canción favorita de un OST que dura más de 6 horas está canijo. Vale la pena que revisen todo. Les puedo decir que el disco 3, BLUE, es mi favorito. Pero creo que ninguna canción de las compuestas por Yoko Kanno tiene desperdicio. Para muestra:

 [youtube https://www.youtube.com/watch?v=WKnVaDwUg5s?rel=0]

¿Han visto este anime? Si no, es muy recomendable que lo hagan. Porque de verdad, es un must para los que gustan de buena música y de la animación japonesa.

See you, space cowboys!

Bang

*Este posteo es parte de mi #100DaysProject: durante 100 días subiré un post con alguna anécdota personal o historia.

Puse mi listado de canciones guardadas en Spotify en “aleatorio” y me puse a trabajar. El listado, en cierto punto, me arrojó una canción de una de mis bandas favoritas en la vida: Sister Hazel.

Sister Hazel es una banda gringa, originaria de Florida, a quienes creo que sólo dos amigas mías y yo conocemos en México. Bueno, y la persona que me los presentó: mi ex, Aru. Él conoció a la banda porque su tema Change your mind es la canción que sale en los créditos de la película Al diablo con el diablo (la versión de Brenda Frasier y Elizabeth Hurley)

 [youtube https://www.youtube.com/watch?v=Y944YxuE1OU?rel=0]

Cuando conocí a Aru (¡hace diez años ya!) me pasó dos canciones de esta banda, la antes mencionada y Sword and Shield. La buena vibra de Sister Hazel logró que me volviera fan from hell de ellos y me hiciera, en la época previa a Spotify y Apple Music, de toda la discografía (¡gracias, torrents!). Mi obsesión también hizo que en algún aniversario, pidiera vía CD Universe el álbum Absolutely para regalárselo a Aru. Ese álbum se volvió mi segundo favorito de la banda.

Curiosamente, una de las canciones causó un pequeño desencuentro con Aru:

Una de las canciones despertó en mi mente toda una secuencia digna de video, todo animado. Dos personajes, un hombre y una mujer, que se añoran y están separados por un acantilado. Me imaginaba olas pegando en cada acantilado, aves volando, momentos en los que estuvieron juntos, pero ahora todo era en la memoria de uno de ellos.

Le narré toda la idea a Aru, quien me observó serio.

—Me imagino perfecto a quién se la dedicarías.

Me quedé en blanco, sin saber de qué hablaba.

—Vamos, seguro piensas en el Mago Negro.

El Mago Negro, deben saber, fue un chico con el que salí antes de conocer a Aru, pero con quien mi relación fue clandestina. La verdad es que no había relacionado la idea loca de video animado con el Mago. Se lo dije a Aru. Él insistió. Insistió tanto que lo logró: Meet me in the memory, la dichosa canción, se convirtió en la rola que me hacía pensar en el Mago.

Hoy que sonó dicha canción, me sonreí. Durante ucho tiempo, la nostálgica canción me causaba una desazón extraña. No tanto por el Mago Negro (él jamás se enteró de la anécdota), sino supongo que por Aru en sí. Empero, hoy que sonó, en mi cabeza volvió a correr el video animado de personajes de bolitas y palitos, tan vívido como la primera vez que lo imaginé. Me puso de buenas que mi mente alborotada siga imaginando cosas con sólo ponerle una canción.

Fue una mini profecía del autocumplimiento, pero como lo único constante en esta vida es el cambio, la canción ya no me entristece. Sí, sí es una canción triste, pero tengo una obsesión clavada ocn las canciones azules. Ya les platicaré más de ello. Lo bonito es que todo en esta vida se puede resignificar.

Les dejo la mentada canción:

 [youtube https://www.youtube.com/watch?v=OqBPFRMikE8?rel=0]

Hoy en día, Sister Hazel me suena a lo que es: la banda que me pone de buenas porque me la apropié de tal forma que puedo identificar cada una de sus canciones para resolver un problema o cambiar mi ánimo. Y eso es muy feliz.

*Este posteo es parte de mi #100DaysProject: durante 100 días subiré un post con alguna anécdota personal o historia.

Ayer lo supe, porque me lo dijo primero un amigo mío: Dolores O’Riordan había muerto. Sabía que era el gran crush de mi amigo y que cuando me dijo “Todo está pinches mal con el mundo” lo decía en serio.

Luego, las redes sociales se llenaron de publicaciones al respecto. Vi que compartieron Linger como mil veces y varias notas que me negué a leer. Todas con la misma cabeza: Muere la vocalista de The Cranberries.

Conocí a los Cranberries hace casi 20 años, cuando yo estaba en tercero de secundaria. Mi amigo Patrick me había grabado en un casette el álbum “Bury the hatchett”. Cuando me dio la cinta me dijo, en una carta, que a él le servía mucho la canción Animal Instinct para sentirse mejor. Ese año, 1999, fue en el que Pat lidió con la enfermedad de su mamá y yo, con el segundo round contra el cáncer de mi papá. En esa época yo vivía en la casa de mis abuelitos, mi papá estaba hospitalizado. Ponía la cinta en la grabadora cuando me metía a bañar, le subía el volumen a todo lo que podía y me soltaba llorando en la regadera. Esos veinte minutos (entre desvestirme, bañarme, vestirme) con The Cranberries de fondo eran el único momento del día en que me permitía llorar, de coraje y de tristeza, por la enfermedad de mi papá.

En esa misma época, otro amigo me prestó el álbum “No need to argue”, que también grabé en casette. Alternaba ambas cintas y poco a poco esas canciones permearon en mí.

La voz de Dolores se me hizo singular. Lo mismo tonos graves que subir a agudos, ese fondo rasposo… nada que ver con las otras voces femeninas que había escuchado. Era imposible no distinguir que era ella quien cantaba cuando sonaba una de sus canciones.

Dolores gif

Promises y Zombie fueron las dos rolas que dos años más tarde, cuando yo estaba en quinto de prepa, elegimos una amiga y yo para cantar frente a la escuela. La batería en esas canciones (particularmente en la primera) me cautivaba y siempre he soñado [guajiramente, porque de cantante no tengo nada] poder cantarla en vivo con alguien tocando la batería con ganas y energía.

“Wake up and smell the coffee” fue el primer CD que me compré, tras esperarlo mucho tiempo. This is the day se volvió el track de preferencia cuando escribía sobre cierto personaje en una historia que estaba desarrollando en ese entonces. Yo aún estaba en prepa.

Otras canciones me han calado:

Dying in the sun sonaba cuando me avisaron que alguien conocido había intentado suicidarse y estaba en observación médica. Linger se la dediqué a mi peor-es-nada de mi último año de prepa (aunque Complicated de Avril Lavigne explicaba a pie juntillas nuestra no-relación, era la voz de Dolores O’Riordan particularmente en la versión de lo mejor de los MTV Unplugged la que expresaba mi sentir).

[youtube https://www.youtube.com/watch?v=FwmQ18w-dwY?rel=0]

Cuando conocí al amigo que me avisó de la muerte de Dolores y me contó su crush con ella, puse en mi bucket list que él fuera el baterista para esa tocada ficticia de Promises.

Dolores, sus letras, me consolaron en mis momentos de dolor. Qué ironía. Quizá no soy la más fan: no tengo todos sus álbumes y no me sé todas sus letras. Aunque claro, no me sé todas las letras de ningún artista porque mi memoria descarta lyrics (supongo que para guardar espacio en disco duro para otras cosas, como detalles de mi trabajo o el cumpleaños de mi mamá).

Ayer no quise escuchar nada de ellos, de los Cranberries, porque temía soltarme llorando. Las canciones cargan mucho significado y saber que la poderosa voz que tanto me conmovió ya no canta en este plano de la existencia me puede mucho.

Lo que hice hoy fue una lista en Spotify con las canciones que me cautivaron.

Y sorprenderme de esa capacidad humana de llorar y condolerse ante la muerte de otra persona, sin importar que no la conociéramos.

Pues en efecto, me siento triste por la muerte de Dolores. Quizá por eso mismo, las canciones me suenan más tristes que antes. Lo bonito es que le deja al mundo un legado: sus canciones y su voz.

Dolores

Escucho música muy variada. SI bien en general la mayoría de mi música es en inglés, idioma que manejo bastante bien, mi audiotieca incluye música en japonés, en islandés, en ruso, en idiomas inventados que no se hablan en ningún lado y el idioma más reciente en las adquisiciones es el sueco.

Conocí a la banda Kent por unos amigos hace poco más de un año. Ellos eran fans de la banda y llevaban rato insistiendo en que los escuchara y una noche me puse a escucharlos. Comenté en Twitter que me gustaba lo que estaba escuchando y mis amigos empezaron a tuitearme una larga lista de canciones por escuchar.

Poco a poco le fui dando más oportunidad. Compré el año pasado vía iTunes el álbum más reciente de Kent (que había salido en 2014) y la canción “Var är vi nu?” se convirtió en una de mis mayores obsesiones musicales.

[youtube https://www.youtube.com/watch?v=ykM558k_D0w]

Las rolas eran para mí lo que llamo jitanjáforas musicales. Me suenan bonito pero no las entiendo, y justo por ello me cautivan. Sin embargo, desde finales del año pasado les pongo más atención. Me empezó a pasar como con el japonés (que llevo varios años escuchando): palabras por aquí y por allá las empecé a identificar y a entender. Empecé a buscar sitios donde encontrara las letras traducidas y gracias a Apple Music pude hacerme de mucha más música de Kent— la banda existe desde 1990, por lo que la discografía es muy amplia.

Hace dos días le comentaba a mi hermana que encuentro muchas similitudes gramaticales y sintácticas entre el sueco y el inglés. Por ejemplo, la canción ya mencionada significa, en inglés Where are we now? Otra de las canciones que me gustan, “Jag ser dig” significa I see you y en el coro dice “Jag kan ser dig” que sería I can see you.

El notar esta similitud con un idioma que domino me emocionó bastante: significa que me será más fácil estudiarlo. Veremos qué tal, pues ahorita lo único que puedo hacer es estudiar en línea con cursos gratuitos como los que comparte Open Culture.

Mientras, les dejo Jag ser dig

[youtube https://www.youtube.com/watch?v=mnlGmsoOBn0]