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Sobre mapas, crecimiento y leyendas

Imágenes destacada y de la autora: Goodreads

El círculo de lectura que dirijo desde el año pasado arrancó con la lectura de este libro que fue la novela debut de Kiran Millwood Hargrave, autora británica. ¿Por qué me pareció un buen aranque?

Cuando leí este libro me dejó fascinada por ser una historia pensada para niños donde dos niñas son protagonistas. En Reino Unido causó tal sensación que incluso se organizó la versión teatral que iba moviéndose de escuela en escuela para presentar la historia a los alumnos de educación básica.

Aquí tenemos la historia de Isabella, que vive en la isla de Joya donde un terrible gobernador ha establecido una especia de dictadura y tiene a todos bajo su mandato. Hay partes de la isla que son prohibidas y la gente de Joya se ha resignado. Isabella es hija del cartógrafo, quien desde hace muchos años ya no ha hecho nuevos mapas ni explorado nuevos lugares.  Un día, Lupe, la hija del gobernador, que de paso es la mejor amiga de Isabella, desaparece. Se cree que es un signo de un mal mayor, pues existe la leyenda de cómo hay unas criaturas malignas en el corazón de la isla que podrían salir y acabar con todo. Isabella se disfraza de niño y se une a la comitiva que va a ir a buscar a Lupe. Así inicia esta aventura en la que Isabella empieza a cartografiar las partes desconocidas de Joya.

En la historia me gustan mucho dos elementos: la cartografía como una alegoría de crecer e irnos entendiendo a nosotros mismos y la isla de Joya como un personaje y un mood al mismo tiempo. Me gustan las historias que utilizan el sitio donde se desenvuelve como parte vertebral de la historia, porque convertir el escenario en un personaje más enriquece la narrativa. Es un ejercicio diferente y aquí queda muy justificado. La travesía de Isabella por la isla de Joya no sólo revive las antiguas leyendas, sino que también permite ver los cambios que la llegada del gobernador ha generado, es decir influye en la ambientación de la novela.

Al mismo tiempo, pareciera una historia de coming of age. Sin embargo, y esto lo destacó el grupo de lectores, Isabella es un personaje que a pesar de la travesía cambia poco. El coming of age es más para Lupe, quien a pesar de no ser la protagonista es quien nos presenta los cambios más relevantes a lo largo de la historia.

Para mí es una historia de ritmo sencillo. Me gusta cómo entrelaza el foklore y  las leyendas (hay una leyenda en particular que es muy importante) con la historia de Isabella. Un detalle que notaron los lectores fueron que el inicio es lento, pareciera que no pasa nada en los primeros capítulos en el afán de presentarnos el mood de los habitantes de Joya y los grandes contrastes entre la familia del gobernador y el resto de los habitantes de la isla.

 

Sobre la autora

Kiran Millwood Hargrave es una escritora británica que inició con poesía. La chica de tinta y estrellas, originalmente nombrada La hija del cartógrafo, fue su debut como novelista para una audiencia joven. A partir de la publicación de esta novela (publicada en español por Ático de los Libros), se ha vuelto una autora prolífica. Entre las novelas que le he leído se cuentan The Deathless Girls, The Mercies (su primera novela para adultos) y The Island at the end of the Everything.

Es una autora que está activa por temporadas en redes sociales. Es común que tome pausas para dedicarse a escribir sus proyectos. Cuando publica en redes deja ver un poco de su vida, pero también es activista femenista y apoya mucho desmitificar los problemas de salud mental, incluso desde la experiencia propia. A mí me cae bien su persona digital por ser muy transparente. En su sitio web está la dirección para recibir fanmail por correo tradicional.

 

Sobre el libro

Título: The girl of ink and stars (en inglés y en español en Amazon)

Autora: Kiran Millwood Hargrave

Recomiendo mucho conseguir la edición física porque tiene detalles preciosos en las guardas. Se cuidó mucho el dar el sentimiento de transitar por un mapa y de guiarse por las estrellas.

 

El #CírculoFantástico es un club de lectura dedicado a leer Literatura de la Imaginación, como lo nombrara Alberto Chimal. Leemos un libro al mes y nos reunimos quincenalmente los sábados a través de Google Meet. Si estás interesado en leer con nosotros, puedes contactarme por correo a vanessa.pugav@gmail.com con el asunto “Círculo Fantástico” para que te dé más información. 📚

Hoy en día, uno de los términos que están de moda en un mundo que está buscando ser más sano, es “Mindfulness”. No he hallado una traducción que me agrade al 100% pero podemos referirnos al acto de ser conscientes y estar presentes en el momento. Este acto de conciencia y presencia es uno de los pilares básicos de la meditación. Lo único que importa es este momento, no lo que ya pasó, no lo que aún no ocurre.

La idea de ser mindful es saber vivir lo que nos ocurre en el momento y la mayor herramienta para saber hacerlo, es la meditación. Meditar no es, como yo pensaba antes, dejar la mente en blanco y ser capaz de no pensar. Por el contrario, es poder ver el fluir de la mente sin ser arrastrado por los pensamientos. Lo que nos ocurre normalmente es que en la cantidad vertiginosa de pensamientos que tenemos a diario, uno capta nuestra atención y nos lleva lejos. Estamos acostumbrados a perseguir los pensamientos, en lugar de dejarlos ser.

Hace algún tiempo, decidí tratar de aprender a meditar. En mi día a día es complicado que me dé espacios sólo para mí, por lo que ir a un sitio en particular para poder aprender estaba difícil. Por ello, recurrí a la bendición/maldición de nuestros días: una aplicación móvil.

Descargué varias para probar. Lamentablemente no topé con una en español que me convenciera. Las dos que más me gustaron fueron Headspace y Calm.

Headspace da explicaciones muy claras, con pequeños videos, de lo que sí es y lo que no es la meditación. Calm, en cambio, tiene varios programas que van de los 7 días hasta los 21 días, enfocándose en temas en particular, como saber lidiar con la ansiedad, entender qué es la felicidad o saber relajarse para dormir. La ventaja de Calm, para mi gusto, es que cuenta con algo llamado Master Class donde se habla con expertos de forma muy breve (ninguna clase es de más de 20 minutos en total) de temas de nuestro hoy tan estresante: la adicción a los dispositivos móviles, el comer a conciencia, qué es la felicidad, qué es la depresión y por qué debemos descansar.

Ambas aplicaciones tienen la versión gratuita, que da una probadita, y lo demás se desbloquea pagando una suscripción. Yo opté por sí pagar la suscripción anual de Calm y siento que sí vale cada peso.

Ayer fue mi sesión número 100. Si bien he procurado meditar con constancia, sólo he logrado llegar a 100 sesiones en lo que va del año. Pero sí he notado cambios en mí misma.

Las ventajas en mi vida de meditar

Meditar, al menos 15 minutos al día, me ayuda a relajarme. He podido manejar mucho mejor el estrés gracias a lo poco que he aprendido sobre la meditación. Concentrarme en mi respiración me sirve para enfocarme en el momento y no dejar que las cosas que no puedo controlar en esta vida (que obviamente son muchísimas) me sobre pasen. Además de que enfocar mi atención a una única actividad también me ha servido mucho. No me había dado cuenta de lo fugaz que se ha vuelto mi atención en los últimos años. Siempre he querido hacer muchas cosas al mismo tiempo, pero ahora estaba cayendo mucho en el querer “multitaskear”: ver una serie de Netflix, mientras chateo por WhatsApp y respondo un mail. No le prestaba atención a nada realmente. Ha sido un gran esfuerzo aprender a prestarle atención a una cosa a la vez. Pero ese esfuerzo se ve recompensado con el poder retomar un ritmo de trabajo y de lectura más “productivo”. Tardo menos tiempo en realizar una actividad. Y cuando hago algo, realmente lo disfruto porque le dedico mi presente.

También el meditar me ha ayudado a recordar que lo único que puedo controlar son mis emociones, mis pensamientos y mis reacciones. Por ejemplo, el día que mandé al demonio a un chico con el que estuve saliendo porque me dijo que no le desagradaba mi compañía pero no era como que me extrañara, meditar fue lo que me dio la calma para recordar que puedo controlar mi reacción y el dejar que alguien siguiera valorándome menos de lo que merezco. No podía controlar el que dicho chico quisiera salir conmigo o me extrañara, pero podía controlar el darme mi lugar y salir de una relación viciada. ¿Dolió? Sí, claro. Pero no tanto como si me hubiera aferrado a algo que estaba fuera de mis posibilidades.

Soltar

¡Ah! El saber dejar ir. El no apegarse demasiado. Son temas que me cuestan trabajo, pero que he ido aprendiendo poco a poco. La verdad es que le he hallado muchos beneficios en mi día a día y en mi humor a la meditación, por eso procuro que sea constante. Seguiré intentándolo.

Y ustedes, ¿meditan? ¿Qué piensan del mindfulness?

“You’re nobody’s doorway but your own, and the only one who gets to tell how your story ends is you”

—Seanan McGuire, Every heart a doorway

Creo que los humanos tenemos una fascinación con el hecho de poder viajar. La palabra wanderlust habla de esa necesidad de salir de viaje cada vez que el corazón lo anhela, para llenar los ojos y el alma de nuevos paisajes.

Wanderlust

Sin embargo, parece que también buscamos viajar fuera de nosotros mismos. ¿De qué otra forma se explica la gran cantidad de historias que hablan de viajar a otros mundos? Queremos creer que hay algo más, algo más grande, más allá de lo que podemos conocer. Algo que nos haga sentir menos insignificantes y más especiales.

Esta idea no es nueva. Dorothy sale de Kansas para llegar a Oz, los hermanos Pevensie atraviesan la puerta del ropero para llegar a Narnia y Alicia cae por la madriguera del conejo para llegar al País de las Maravillas. Esas historias abrieron la posibilidad de las puertas: un pasaje que se oculta de los simples mortales y que, para algún elegido, se abre y deja que uno transite desde nuestro aburrido mundo a otro lleno de fantasía y de magia. ¿Qué importa si hay peligros?

Lo importante es poder viajar y ser una historia. No ser algo intrascendente: dejar una huella, así sea por las anécdotas que vivimos. Yo creo firmemente que todos los seres humanos aspiran un poquito a la eternidad. Ser merecedores de ser recordados.

“She was a story, not an epilogue”

—Seanan McGuire, Every heart a doorway

Los viajes cambian a las personas. Sean reales o ficticios. Yo no soy la misma tras leer un libro. Ese viaje entre las letras suele dejar una huella, a veces momentánea, a veces indeleble, en mi ser. Quizá por eso la letra de China Warrior D me gusta tanto:

“A nice escape and her delight is to travel through the lines”

[youtube https://www.youtube.com/watch?v=ZD8PFC6VSww]

Viajamos no solo para conocer, sino también para escapar. Las veces en que con más desesperación he bebido historias ajenas han sido aquellas en que más desolada me siento: es mi refugio. Las veces en que más me refugio en mis letras (lo veo ahora que recuperé el acceso a mi viejo blog) es cuando la tristeza o el enamoramiento me tienen sofocada. Las emociones desbordadas me ahogan y mi escape es a través de las letras.

Las puertas a otros mundos

Pero volviendo a los viajes ajenos: me sorprende la cantidad de historias que he hallado a fechas recientes sobre lo que pasa en los viajes, al regreso de los viajes, por la necesidad de los viajes. La cantidad de historias que hablan de cómo ya no somos los mismos después de un viaje.

La primera historia que me cautivó recientemente en este tema fue Every heart a doorway de Seanan McGuire. La premisa es curiosa: una escuela recibe a niños que han viajado a través de las puertas y luego, han regresado a nuestro mundo. Pero el viaje les deja una marca: las puertas se abrieron porque eran los mundos a los que realmente pertenecían. Pero esos mundos, por algún motivo, los expulsan. Y ahora no pueden regresar. ¿Qué hacer cuando tu propio Hogar te echa?

La idea de ser especiales y merecer viajar… no queremos ser del montón, aunque nuestras vidas monótonas nos hagan ver que sí lo somos. Por eso anhelamos ser elegidos para emprender un viaje. Este anhelo tan ferviente se refleja claramente en el cuento Not by wardrobe, tornado, or looking glass de Jeremiah Tolbert (publicado en Lightspeed Magazine y antologado en el libro The best American Science Fiction and Fantasy 2017). Aquí, los seres humanos están esperando que se abra su puerta, ésa que los llevará a su mundo ideal (una idea similar a la de McGuire), pero explora el qué ocurre con aquellos que son dejados atrás. Louisa se queda en el mundo real, y sabe que es injusto porque si alguien ha leído fantasía a más no poder, es ella. ¿Por qué su puerta y su mundo no se manifiestan ante ella?

Pero ¿qué tal que ese mundo al que pertenecemos decide que en realidad no somos merecedores? ¿Qué ocurre con nuestras almas si encontramos la forma de viajar entre mundos y de repente no podemos regresar al mundo de fantasía? Esa alternativa ya también ha sido explorada, en este caso en el cuento This is not a wardrobe door escrita por A. Merc Rustad (y también antologada en el libro The best American Science Fiction and Fantasy 2017). Aquí, las dos protagonistas, habitantes de mundos distintos, están tratando de reencontrarse, de volver a atravesar la puerta que es la conexión entre sus mundos. ¿Por qué la puerta ya no sirve? Porque alguien del mundo mágico ya no quiere dejar pasar a los mortales.

Los seres humanos queremos viajar y trascender. La cantidad de historias que hablan de viajes fantasiosos no dejan duda alguna de este anhelo. Finalmente, en los viajes nos encontramos ¿no?

Los libros de los que hablo:

  • Every heart a doorway. Seanan McGuire, Tor. 2016. *Se consigue en inglés en Amazon, pero en teoría este año debe ser traducido al español. Es uno de los libros que más me han gustado a fechas recientes, e hice videoreseña en mi canal de YouTube.
  • The Best American Science Fiction and Fantasy 2017. John Joseph Adams, series editor. Charles Yu. Editor. Mariner. 2017. *Se consigue en inglés en Amazon.

Viajes entre mundos

Imagen destacada: “Magic door” by ryky en Deviantart.